Todo lo que necesitas saber antes de comprar huevos: Modelo Europeo de Producción (MEP), garantía de calidad y seguridad
Al comprar huevos, pocas veces pensamos en el riguroso proceso de producción y comercialización que garantizan su calidad. Las normativas de la Unión Europea (UE) son esenciales para asegurar que los huevos que consumimos cumplen con estrictos estándares de calidad, trazabilidad y seguridad alimentaria desde el origen.
Estas normas no solo nos permiten elegir con confianza huevos producidos de la forma que el consumidor europeo demanda, sino que también protegen el bienestar de las gallinas y promueven una producción más sostenible y transparente. Además, proporcionan información clara para que los consumidores puedan tomar decisiones informadas.
En este post veremos estas normas, cuáles son las características de los diferentes tipos de huevos que encontramos en el mercado, y las últimas actualizaciones que la UE ha implementado para mejorar la calidad y reducir el desperdicio alimentario.
Modelo Europeo de Producción (MEP), garantía de calidad y seguridad
El Modelo Europeo de Producción (MEP) agroalimentaria establece las normas de producción y comercialización de los huevos vendidos en la UE, incluyendo la clasificación, etiquetado y mantenimiento de registros y la trazabilidad. Además, también abarca aspectos clave sobre las condiciones de vida de las gallinas, con el objetivo de garantizar un entorno de cría adecuado y apropiado para garantizar el bienestar y la sanidad animal. También ayudan a mantener la trazabilidad de los huevos a lo largo de la cadena de producción y comercialización, permitiendo conocer el camino que siguen los huevos desde la granja a la mesa, y al revés.
Clasificación de los huevos
Uno de los puntos más relevantes de las normas de comercialización de los huevos es su clasificación en dos categorías de calidad: A y B.
– Categoría A: Se refiere a los huevos frescos que se destinan al consumo directo. Los huevos de esta categoría deben tener la cáscara limpia e intacta, una cámara de aire no mayor de 6 milímetros (en el caso de los huevos “extra”, no debe superar los 4 milímetros) y una clara transparente. Además, la yema debe ser visible como una sombra al trasluz, pero sin un contorno claro, y debe moverse solo ligeramente cuando se gira el huevo. No se permite ningún olor no intencionado ni la presencia de materias extrañas.
– Categoría B: Incluye los huevos que no cumplen con los estándares de calidad de la categoría A, o bien, son huevos de categoría A que han sido degradados por algún motivo (se han fisurado o roto, han superado la fecha de 28 días durante la que se consideran frescos, o no van marcados en la cáscara con el código de la granja de producción).
¿Lavar los huevos? ¡Nunca!
Es importante destacar que los huevos de la categoría A no pueden ser lavados ni antes ni después de su clasificación, y no deben someterse a tratamientos de conservación ni refrigerados a temperaturas inferiores a los 5ºC, para evitar dañar la cutícula protectora de la cáscara. El motivo es que la cáscara actúa como una barrera natural contra bacterias. Lavar los huevos puede dañar esta barrera y aumentar el riesgo de contaminación bacteriana. El mismo problema sucede con la condensación, que se produce al pasar los huevos de una temperatura baja a alta. Por eso se prohíbe mantenerlos refrigerados antes de la venta al consumidor.
Clasificación por peso
Los huevos de categoría A se clasifican también por su peso, lo que permite a los consumidores elegir según sus necesidades y preferencias:
XL (muy grandes): ≥ 73 gramos.
L (grandes): ≥ 63 gramos y < 73 gramos.
M (medianos): ≥ 53 gramos y < 63 gramos.
S (pequeños): < 53 gramos.
Los envases de huevos también pueden incluir la indicación “extra” o “extra frescos”, siempre y cuando los huevos no superen los 9 días desde su puesta.
Indicaciones facultativas sobre el sistema de alimentación
Una de las cuestiones que más interés genera entre los consumidores es el sistema de alimentación de las gallinas ponedoras. Cuando se hace una referencia a este aspecto en el etiquetado de los huevos, se deben cumplir con los siguientes requisitos mínimos:
– Referencia a cereales: Solo se puede mencionar si los cereales representan al menos el 60 % en peso de la composición del pienso. Además, el pienso no puede contener más de un 15 % de subproductos de cereales.
– Cereales específicos: Si se menciona un cereal concreto, este debe constituir al menos el 30 % de la composición del pienso. Si se hace referencia a varios cereales, cada uno de ellos debe representar al menos el 5 % de la mezcla.
Envases: Protección de los huevos y la calidad del producto
Los envases en los que se comercializan los huevos son un fundamentales para proteger su calidad y garantizar que lleguen en condiciones óptimas al consumidor. El reglamento establece que los estuches deben ser resistentes a los golpes, estar secos, limpios y en buen estado, fabricados con materiales que protejan los huevos de olores extraños y eviten posibles alteraciones en su calidad.
Además, los centros de embalaje que envasan los huevos en estos estuches deben contar con el equipo adecuado para clasificar, marcar y embalar los huevos dentro de los 10 días posteriores a la puesta.
Nuevas regulaciones: Reducir el desperdicio y mejorar la sostenibilidad
Una de las novedades introducidas recientemente es la extensión del período de venta de los huevos al consumidor, que pasa de 21 días a 28 días desde la puesta. Esta medida tiene el objetivo de reducir el desperdicio alimentario y optimizar la vida útil de los huevos en el mercado.
Otra de las novedades es la inclusión de huevos aromatizados (aquellos que tienen un olor intencionado) dentro de la categoría A, siempre que cumplan con las condiciones para esta categoría
Nuevas denominaciones: gallinas sueltas en el gallinero y jaulas acondicionadas
Un aspecto destacado de la actualización de la normativa de etiquetado es el cambio en los nombres de algunos de los sistemas de producción. Por ejemplo, los huevos de gallinas criadas en suelo (código 2) ahora se denominan “huevos de gallinas sueltas en el gallinero”, mientras que los huevos de gallinas en jaulas (código 3) se identifican como “huevos de gallinas en jaulas acondicionadas”. Este cambio busca que los consumidores entiendan mejor las condiciones en las que se crían las gallinas y que puedan hacer elecciones más conscientes.
Además, se ha incluido una medida largamente solicitada por los productores de huevos camperos. En caso de confinamiento prolongado de las aves por razones sanitarias, los huevos de esas gallinas seguirán manteniendo la denominación comercial de camperos, incluso si las aves no pueden salir al parque exterior durante más de 16 semanas. También se permite el uso de los parques exteriores de gallinas camperas para otros fines, como la instalación de paneles solares, lo que contribuye a la sostenibilidad de las granjas y ofrece más zonas de sombra para las gallinas.
Un marco para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad
Las normas de comercialización de los huevos de la UE no solo garantizan que los consumidores compren un alimento de alta calidad, sino que también buscan mejorar la sostenibilidad y el bienestar animal. Garantizan también la trazabilidad de los huevos, desde la granja hasta el supermercado.
En definitiva, al comprar huevos en la UE, los consumidores pueden estar seguros de que están adquiriendo un alimento seguro, controlado y trazable, mientras contribuyen a un sistema agroalimentario más sostenible y responsable.