La trazabilidad del huevo, esencial para la seguridad
¿Sabías que el viaje del huevo desde que se recoge en la granja hasta que llega a tu tienda está perfectamente controlado y vigilado?
Aunque parezca complicado, seguirle la pista a cada huevo es muy fácil gracias al Modelo de Producción del Huevo Europeo. Las normas de comercialización de huevos obligan desde el año 2004 a identificar obligatoriamente cada huevo fresco con un código, impreso con tinta alimentaria en la cáscara, que las autoridades han asignado a la granja de origen y que la identifica, así como a su sistema de producción. Al marcar los huevos con el código de su granja, cada productor se responsabiliza de su seguridad y de la calidad de los mismos. Eso implica que las autoridades pueden seguir su camino a lo largo de toda la cadena de suministro. Y en caso de sospechar un riesgo alimentario, puede investigar directamente hasta el origen y tomar medidas, si son necesarias, con la mayor rapidez.
Así, la trazabilidad del huevo europeo permite seguirle el rastro en todas las etapas de producción, transformación y distribución. Esto asegura sus condiciones óptimas a lo largo de la cadena alimentaria y garantiza la seguridad alimentaria. ¿Lo sabías?
1. La trazabilidad comienza desde la granja
El sector europeo del huevo aplica las normas más exigentes de calidad y seguridad alimentaria. Cada granja avícola lleva registros obligatorios sobre el número y el origen de las aves y controles periódicos de la calidad del pienso y el agua y, diariamente, los alimentos que consume, la cantidad de comida y de agua consumida, los huevos producidos por cada sistema y su destino, así como los controles sanitarios y posibles tratamientos veterinarios, entre otros.
¿En qué fecha se puso este huevo? ¿Qué edad tiene la gallina que lo puso? ¿Cuándo llegó esa gallina a la granja? ¿Qué tipo de alimentación ha recibido? ¿A quién se vendió el huevo? Son todas preguntas que pueden responderse gracias a la eficacia del sistema de control del huevo europeo. Y esto es comprobado periódicamente por las autoridades sanitarias y de control de la comercialización del huevo.
2. Encontrando el huevo perfecto: Huevos de categoría A o categoría B
Al llegar al centro de clasificación y envasado, los huevos son seleccionados en función de criterios como la integridad y limpieza de su cáscara, su cámara de aire, su peso y otras condiciones. La regulación sobre comercialización pide controlar en el centro de embalaje:
– Cáscara y Cutícula: normales, limpias e intactas
– Cámara de Aire: no superior a 6 mm (4 mm para huevos “Extra”)
– Clara: transparente y traslúcida,
– Yema: visible al trasluz como una sombra, sin contorno discernible, que se mueva solo levemente al girar el huevo y regrese a su posición al volver a colocarlo en una posición central Germen: desarrollo imperceptible
– Materia extraña: no permitida;
– Olor extraño no intencionado: no permitido
Solo los huevos de la categoría A pueden llegar a nuestras tiendas, y son los que cumplen las condiciones anteriores que establece la Unión Europea y, por ello, son aptos para su consumo directo.
Los huevos que no cumplen con estos requisitos se clasifican como de categoría B (fisurados, rotos o sucios) y se trasladan a otros destinos.
3. Clasificación por peso: de XL a S
Los huevos de mesa destinados a su consumo se clasifican en función del peso.
– XL (Súper Grandes): 73 g o más.
– L (Grandes): De 63 a 73 g.
– M (Medianos): De 53 a 63 g.
– S (Pequeños): Menos de 53 g.
¿Sabías que en ocasiones se pueden incluir en el mismo envase huevos de diferentes tamaños? Suelen venderse así algunos huevos camperos o ecológicos. Para no equivocarte, presta atención a la información que aparece en el envase con el peso neto mínimo de los huevos en gramos y si se etiquetan como “huevos de tamaños diferentes” o términos equivalentes.
4. Conoce el DNI de cada huevo
Cada huevo lleva impreso con tinta de categoría alimentaria el código que identifica la granja de origen e informa a las autoridades sanitarias y consumidores sobre la forma de cría de la gallina y el país de producción.
Además, estos huevos frescos llevar información complementaria, como la fecha de puesta, la de consumo preferente o su marca comercial. Así se identifican los huevos al comprar. Este superalimento nos llega con garantía de calidad, trazabilidad y transparencia.
5. El envasado
El embalaje de los huevos no es cualquier cosa. Debe ser resistente a los golpes y estar fabricado con materiales que protejan los huevos de olores extraños. Es crucial que los envases se mantengan secos, limpios y en perfecto estado. Así aseguran que lleguen a las tiendas y a tu cocina en óptimas condiciones.
¿Sabías que un huevo fresco debe llegar a tu mesa en los 28 días posteriores a la fecha de puesta? Esa es la fecha de consumo preferente, que siempre encontrarás obligatoriamente en el envase. Así puedes asegurarte de que estás comprando un producto fresco.
Los envases de huevos frescos están repletos de información útil y clara: la categoría de calidad (A), el peso, el sistema de cría de las gallinas, el nombre de la empresa que comercializa los huevos, el número de registro del centro de embalaje de los huevos, el significado del código del productor marcado en la cáscara, y la fecha de consumo preferente, además de una recomendación a los consumidores para que conserven los huevos en la nevera.
¿Y qué pasa con los huevos importados de terceros países? Los estuches de estos huevos deben llevar en una de sus caras exteriores, en letras claras y legibles, el país de origen y el sistema de cría, si es conforme con las normas de la UE. Si no, deben indicarlo también como “normas no UE”.
6. Almacenamiento y distribución
Antes de su consumo debemos mantener la misma exigencia que en las etapas anteriores en cuanto a prácticas de higiene y manejo del huevo. Los huevos no se refrigeran en las tiendas. ¡Los cambios bruscos de temperatura podrían ocasionar condensación de agua en la cáscara y favorecer la contaminación de su contenido! Por eso los huevos no se mantienen en el frigorífico en las tiendas.
Una vez comprado ¡ya tienes este nutritivo alimento listo para su consumo! Recuerda que cuanto más fresco esté, mejor es su calidad objetiva, por lo que, aunque los huevos no se refrigeran en las tiendas, una vez en casa debes guardarlos en tu nevera para conservar mejor sus propiedades. Y manipular los huevos y los platos que preparamos con ellos en las condiciones adecuadas de tiempo y temperatura. ¡Buen provecho!