Diferencias entre los sistemas de producción de los huevos europeos

 

Cuando compramos huevos en el supermercado, elegimos según la frescura, el precio o el tamaño. Sin embargo, cada huevo producido en la UE nos indica su historia: el sistema de producción y la ubicación de la granja de la que procede. En Europa, existen diferentes métodos de cría de gallinas ponedoras, cada uno con sus propias características en cuanto a bienestar animal, sostenibilidad y seguridad alimentaria.

Sistemas de producción del huevo en Europa

Código en la cáscara: clave para saber su origen

El modelo europeo de producción de huevos recoge más de 70 normas que regulan la producción y comercialización de huevos y ovoproductos en la Unión Europea, en aspectos como seguridad y calidad alimentaria, bienestar animal, sostenibilidad y satisfacción de las demandas del consumidor. Estos pilares rigen la producción de huevos en Europa, garantizando altos estándares en todas las etapas del proceso.

En Europa, todos los huevos llevan impreso un código en la cáscara que comienza con un número del 0 al 3. Este número indica el sistema de producción:

0 – Producción ecológica

Las gallinas se crían en granjas en las que pueden salir al aire libre en parques y reciben una alimentación basada en las normas de la producción ecológica de piensos (es decir, compuestos a partir de materias primas ecológicas). Es el sistema más exigente en términos de bienestar animal y sostenibilidad. La forma de producción y alimentación están reguladas por una normativa específica certificada por los Consejos Reguladores de la Agricultura Ecológica. Y llevan el sello europeo de la producción ecológica en el envase.

1 – Gallinas camperas

Las gallinas tienen un alojamiento con acceso a parques al aire libre durante el día, donde picotean, escarban y se dan baños de arena. Disfrutan de libertad para moverse y comportarse de forma natural. La alimentación procede de la agricultura convencional, como en los sistemas de producción no ecológicos.

2 – Gallinas sueltas en el gallinero (antes denominadas gallinas en suelo).

Las gallinas viven dentro gallineros sin acceso al exterior, dentro de los que pueden moverse libremente. Tienen una zona accesible en el suelo y también disponen de perchas, comederos, bebederos, y zonas de descanso. En este tipo de alojamiento, las aves  pueden interactuar entre sí y con su entorno.

3 – Cría en jaula acondicionada

Se alojan en grupos reducidos, disponen  de perchas, nidos y material para escarbar y picotear. Este sistema cumple con estrictas normativas de bienestar y bioseguridad. La diferencia de las jaulas acondicionadas (las únicas permitidas en la UE) con las jaulas convencionales, que se emplean en muchos países fuera de la UE, la principal distinción es que en las acondicionadas no hay ningún equipamiento (nidos, perchas, zona para escarbar, lima de uñas), tienen menor altura y se alojan menos gallinas por metro cuadrado (1 ave por 750 cm2 en en las acondicionadas).

En España, el 22% de las gallinas ponedoras se crían sueltas dentro del gallinero, según datos del Ministerio de Agricultura. Este sistema, conocido anteriormente como “cría en suelo”, es el que más ha crecido en los últimos años y ya es la principal alternativa a las jaulas, tanto en nuestro país como en el resto de la Unión Europea. Además, un 10% de las gallinas vive en libertad con acceso al exterior (sistema campero), y alrededor del 1,4% se cría según las normas de producción ecológica. Por último, la mayoría, el 67%, sigue estando en jaulas enriquecidas, autorizadas por la normativa europea.

sistemas de producción de huevos en la union europea

Un modelo europeo basado en la seguridad, el bienestar y la sostenibilidad

En Europa, los profesionales que trabajan en las granjas de gallinas ponedoras siguen normas muy estrictas para garantizar la seguridad de los huevos. Aplican buenas prácticas de higiene y bioseguridad, controles sanitarios y análisis periódicos para prevenir y controlar las enfermedades y asegurar que el huevo llegue en buen estado al consumidor. Además, gracias a la trazabilidad, se puede saber el origen de cada huevo y las condiciones en las que fue producido, lo que da confianza y permite actuar rápidamente si hay algún problema. La normativa también establece las condiciones de comercialización de los huevos frescos y qué información debe aparecer en el etiquetado para que el consumidor pueda elegir con claridad el tipo de huevo que quiere comprar.

El bienestar animal y el cuidado del medio ambiente son también prioridades del modelo europeo. Desde 2012, está prohibido el uso de jaulas no acondicionadas, y se exige que las gallinas tengan espacio suficiente, buena alimentación y unas condiciones de manejo adecuadas (se regulan la alimentación, luz, ruido, el control del estado de las aves y de otros parámetros productivos y de bienestar). Las granjas también trabajan para reducir su impacto ambiental, usando los recursos de forma eficiente y aplicando las mejores técnicas disponibles en la producción y también en la gestión de los subproductos y residuos, Todo este esfuerzo busca ofrecer huevos seguros, de calidad y producidos de forma responsable y sostenible.

La trazabilidad del huevo europeo garantiza la seguridad desde la granja hasta el plato

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